miércoles, 18 de mayo de 2016

TOÑI. CAPÍTULO XXV

                                             
                                             TOÑI. CAPÍTULO XXV


  ...Y empecé a sentir la vida como con miedo. Aunque tal vez fuera más exacto decir como un " suspense ". O como una expectativa; eso es...Es como estar colgado a la espera de algo que va a pasar. Esto confiere a la vida una sensación permanente de provisionalidad. Parecía como si no valiese la pena empezar nada. No era capaz de encontrar mi lugar, asiento, andaba azogada y nerviosa. Ahora no había más que tiempo. Tiempo en estado casi puro, una vacía continuidad de la mujer que fui...
Es mi presente esta historia. Hasta encontrar una rosa tantas, tantas espinas que, a veces, confundimos el color de la flor con el de nuestra propia herida. He llegado hasta aquí sin pensar en otra cosa, teniendo este momento como fin, en los dos sentidos de la palabra: finalidad y final. Y ahora que estoy disfrutando de mi meta, de mi objetivo, de la diana a la que miraba en cada paso que calculadamente daba en mi dura rehabilitación, puedo ver lo que hay más allá de este instante. Siempre nos engaña el horizonte, siempre hay algo más allá de éste. Quizá nuestro propio reflejo. El deseo me lo había señalado como límite de todo, cuando, ahora me doy cuenta, era sólo el borde de mi horizonte, y llegado a él, la vida continúa. Mientras hay vida hay paisaje, hay siempre un más allá. Pero cómo pensar en el después cuando yo era puro impulso hacia el blanco de esta escena que vivo hoy, que nada me cuesta ver como desde arriba, como si mi pensamiento y mi alma se hubieran salido de mí y se situaran por encima, a la adecuada distancia para poder considerar la situación que se está dando y de la que yo soy protagonista y además espectadora. Así es como veo este libro de mi vida que os regalo...



 


 
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario