miércoles, 15 de junio de 2016

TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXXV.

                             TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXXV.


Los cristales del salón se secan lentamente y aunque los balcones de enfrente continúan goteando tras la tormenta, el cielo parece forcejear entre el sol y las nubes a impulsos de una primavera de la más lluviosas de los últimos años.
Toñi deja su vaso de agua en la mesa y se pone en pie.
- No sé si te he dicho Juan que este verano se casa mi hermano Juanjo. Estamos muy ilusionadas mi madre y yo. Y deseo contarte algo curioso. Hace unos días, con los preparativos y las limpiezas habituales de estos acontecimientos, mi madre encontró una caja con un contenido muy distinto al de los demás: estaba repleta de cartas. Le pregunté " ¿ De quién son ? " Y ella me respondió: " No lo recuerdas, ¿ verdad, Toñi ? ". " Son cartas de amigos que hacías en nuestras vacaciones en Roquetas de Mar. Tu carácter tan abierto y encantador no ponía trabas a relacionarte para encontrar amigos nuevos ".
Mi madre salió de la habitación y no me dio tiempo a decir nada más.
- ¿ Cómo podía yo saberlo, Juan ? Existen situaciones demasiado complicadas para convertirlas, después de tantos años, en objeto de análisis. Es mejor dejarlas dormir, como si nunca hubieran existido tras mi pérdida de memoria, como si únicamente se hubieran soñado. Pero eso no sucedió con aquellas cartas. La curiosidad me empujó a saber más de lo que esos sobres me estaban mostrando. Comprendí en seguida que esas personas inaccesibles, irreales, como si fuesen un mito que se nutre de distancia, podían estar más cerca de lo que me imaginaba. Me senté en el suelo, con las piernas cruzadas, y comencé a leerlas una a una. Me sumergí en ellas. Estaban ordenadas por fechas.
La primera era de un niño que hablaba de los recuerdos de aquellas primeras vacaciones, acabábamos de conocernos, como si ese hecho fuera una pieza clave para escribirlo y recordarlo todo. Con el paso del tiempo, el niño se convirtió en un adolescente que hacía auténticas declaraciones de amor: " Parece que te estoy viendo, Toñi. El sol daba en tus ojos verdes, pero tú los abrías como si el sol no te molestara. Yo te miraba furtivamente. Pensé que jamás había visto una imagen tan impresionante como la que tú me ofrecías ".
Existen cosas que, por mucho que se pierdan en la lejanía, continúan irradiando vivos sentimientos, parecidos a los que viví en ese momento. Me resultaba tan extraño. Me dejé llevar por todas ellas y por tantas palabras que estremecieron mi corazón. Nunca había leído nada tan precioso y con tanta magia. Palabras que quedaron tan dormidas como mis recuerdos y, en su despertar, se quedaron grabadas a fuego en mi alma.
Encontré un tesoro entre los recuerdos que perdí, pero estaban a buen recaudo, enmarcados en papel durante años y años, con esa tinta que mantuvo intacta el color de mi infancia y mi juventud.
Nunca sabré todo, nunca más voy a ser la dueña de la mayoría de mis recuerdos, pero conocer esas cartas fue un gran alivio para mí. Necesitaba esa estabilidad, esa base para enfrentarme a la vida y al vacío de mi misma. Había sido esa casualidad de lo que más me ayudó a intentar sobreponerme. No podía soportar la idea de vivir metida en aquel vacío mío, más sórdido aún que la propia muerte.
- ¿ Sabes una cosa, Juan ? A veces, el estar ya bien podía ser más cruel que la convalecencia. Pues me veía de nuevo frente a aquel camino que es la vida, pero con la sensación de vivir el contrasentido de sentirme muerta en un cuerpo que recuperaba su salud. Pero el dolor no mata: al contrario, yo creo que refuerza. Y acabé por acostumbrarme. Las personas, ya lo sabes, somos animales de costumbres. Me acostumbré al dolor, como algunos se acostumbran al bienestar. Me acostumbré a no recordar, como algunos se acostumbran a la nostalgia. Como ahora siento esa paz que me proporcionan esas cartas, después de tanto tiempo...

martes, 14 de junio de 2016

TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXXIV.

                                      TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXXIV.


Mis padres no me reconocieron al entrar en la Unidad de Vigilancia Intensivos, aun estando la primera. Llegué a tener la cabeza tan inflamada en la UVI, hasta el punto que cubría completamente los hombros. Fueron infinitas las resonancias que me hicieron para evaluar los daños. Con el tiempo, tras reducirse la inflamación, mis familiares descubrieron que me salían vendajes de la espalda. Al preguntar el motivo, le explicaron que tenía quemaduras producidas por el roce del asfalto. No sé por qué, pero veía a Rosa la cantante de Eurovisión y era como ver a la Virgen, de la alegría que me producía tener un recuerdo anterior al accidente. Cantaba a todas horas. No importaba la canción.
Lo que más recuerdo cuando me pinchaba en la barriga, estaba tan hinchada que parecía que estaba embarazada...
La pierna enorme. Y el sonido del aire saliendo tras la traqueostomia, abertura realizada en la tráquea, en la cual se inserta un tubo o cánula para facilitar el paso del aire a los pulmones. Su objetivo era restablecer la vía aérea, permitiendo una adecuada función respiratoria. Después de que la tráquea quede expuesta, se inserta una sonda con un manguito de tamaño adecuado. El manguito es un dispositivo inflable unido a la sonda de traqueostomía, el cual se diseñó para ocluir el espacio entre las paredes de la tráquea y la sonda, de modo que permita una ventilación mecánica efectiva y reduzca el riesgo de aspiración.
La sonda se fija al cuello del paciente con cintas adhesivas. Es usual que se coloque un cuadro de gasa estéril entre la sonda y la piel, a fin de absorber el drenaje y prevenir infecciones. Era muy raro. Me salia aire hasta cuando apretaba para orinar.
Y recuerdo la sensación de la sonda: era horroroso.
Deseaba que me la quitaran. Me molestaba mucho.
Los dos años de rehabilitación me estuve pinchando en la barriga dos veces al día. Lo llegué a tener tan encallecido que ya la aguja no me entraba. La carne, con muchos moratones, se hundía como si fuese goma dura imposible de penetrar.
Mi madre, vigilante y atenta siempre, me regañaba para que no me quitara las vías y la sonda. Como consecuencia de una neumonia tuve una embolia pulmonar con parada cardiorespiratoria y durante la reanimación tuve una fractura de esternón. Me metían una especie de aspiradora para sacarme todo el encharcamiento de los pulmones. Me pusieron respiración asistida. Nunca olvidaré la impresión que le causó a mi abuelo el verme, perdió el conocimiento de la impresión. Luego dijo que parecía la caseta de la luz con tanto cable alrededor de mi cuerpo. Recuerdo también que pedían consentimiento para todo, pues tuve gran riesgo de perder la voz. Con lo que me gustaba a mi cantar. Los médicos apenas informaban de nada que no fuera lo más grave, pero fueron descubriendo heridas secundarias a medida que pasaba el tiempo.
Estuve aislada constantemente por un extraño virus que tuve en la pierna, que mandaron analizar fuera de España...

domingo, 12 de junio de 2016

TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXXIII.


                                          TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXXIII.

Hay que autopreguntarse, - me decía - me conducirá al propio inicio;
puede que me ayude a comprender el presente y, tal vez, orientarme para el futuro. Los días pasaban al compás inalterable de la pauta establecida para la rehabilitación. Todo mi cuerpo dependía de ella. Los brazos y, sobre todo, las piernas, la mente, el más íntimo pensamiento y hasta la falta de sueño.
Lo necesario para salir adelante estaba dentro mí, lo que deseaba, habitaba fuera.
Con escozor en los ojos, lloraba siempre a la misma hora, tenía ganas de levantarme, deshacerme del peso de mi cuerpo. Mi alma bullía en mi interior deshaciendo palabras, desgranando el silencio. " ¿ Alguien me acompaña ? ", - solía preguntar -. Lloré. Grité. Me descompuse en súplicas. La respuesta era siempre el silencio. Sobreviví al miedo a la espera de esos silencios, me acostumbré a ellos e impedía, no sé cómo, que se convirtieran en un grito. Empecé a saberme dueña de una brizna de lo que me rodeaba:un sorbo de leche con unas pocas galletas era cuanto comía, mi voz al abrirse camino, como lo hacía la vertical luz del sol por la ventana cada mañana y la horizontal sombra de la luna cada noche, cuando el agotamiento era pura redención y obligaba a descansar apenas unos minutos. ¡ Si se pudiera escribir lo que decían esos silencios! Que cada uno imagine lo que quiera. Yo no tengo palabras para expresar lo que sentía esas interminables noches. Lo único que escuchaba era la voz a lo lejos de mi alma que me llamaba sin pausa. No dejaba de escucharla en cada rincón de la habitación o en los pasillos del hospital por el engaño traicionero de la voz de alguna enfermera que se parecía en algo a la mía...Creía oír mi risa. No podía ser. No podía ser porque aquella risa no era mi risa de entonces; provenía de los suburbios de mi recuerdo. La mejor risa, igual que el mejor llanto, habita en esos suburbios. Vuelve, vuelve...le pedía a todas horas...



lunes, 6 de junio de 2016

TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXXII.


                                             TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXXII.


Pasé mucho tiempo en la cama. Yo, siempre en medio de mis padres y Andrés. Me tranquilizaban asegurándome que pronto saldría de allí.
- Eva pregunta todos los días por ti - comentó mi madre acariciándome la mano -.
- Ana, Antonia y Eva te envían un fuerte abrazo - recordó Andrés -. Llaman muy a menudo. Están deseando verte.
Ni siquiera asentí. No las recordaba.
Ana, Antonia y Eva eran mis mejores amigas. Proyectaba en ellas todos los sentimientos de hermandad y fraternidad que sólo es igualada a través de la sangre. Nos conocíamos desde niñas, habíamos estado juntas en todas las etapas y acontecimientos de nuestra vida. En ese momento pensé quién serían las personas que me estarían esperando al salir de allí y que no podía recordar. Y a las que no podría contarles nada. Ni lo bueno, ni lo malo que las buenas amigas comparten.
Seguro que la sedación que me administraban me ayudó a rechazar esos pensamientos de forma automático, si no aquella idea me habría hecho caer en un estado de absoluta tristeza.
- ¿ Qué le habéis dicho a mis amigas ? No, no me lo digáis.
Aún deseaba recordarlas por mí misma.
Había tantas cuestiones pendientes, pero ninguna para que mi cerebro tuviese motivos para desconectarse.
¡ Menos mal que sólo tenía veintitrés años ! Veintitrés...Todavía no era demasiado tarde para empezar de nuevo. Cuando somos jóvenes queda mucha vida por delante, podemos decidir qué es lo que queremos ser; tenemos más oportunidades para elegir y equivocarnos, pero también para comenzar de nuevo.
Fue mi hijo quien, sin haber nacido aún, inició la labor de mi rescate. Algún día tendría que explicarle cuánto luché y sufrí para poder tenerlo y lo que aquella experiencia me enseñó para encontrar mi verdadero camino...

domingo, 5 de junio de 2016

TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXXI.

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                                                    TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXXI.
  • Mis padres y Andrés entraron a verme en cuanto pudieron. El doctor Milagro - como lo bauticé - estaba constantemente pendiente de mí -. Aun con ello no me sentía parte del cuerpo, tenía las manos y los pies congelados. Esperaba verlos cada día con verdadera ansiedad. Cuando entraron, pude comprobar que estaban visiblemente afectados y demacrados . Me angustiaba con ello. - ¡ Toñi ! clamaba siempre mi padre, cada vez que entraba a verme. Se lanzaba a abrazarme y a besarme sin cesar y yo comenzaba a disculparme entre sollozos. - Lo siento, lo siento...¡ Cuánto estáis pasando por mí ! Mi padre me cogió la cara entre las manos. - ¡ Pero hija ! ¡ No digas eso ! Los miré a todos y los veía más pequeños, encogidos de tanto dolor por la espera. - ¡ Os dejé con el sufrimiento de verme destrozada ! ¡ Con la incertidumbre de no saber si me recuperaríais ! Pero ya estoy aquí, más o menos...¡ Lo siento ! - Toñi...Tú no tienes la culpa de nada - me consoló mi padre -. Ha sido el destino. Nadie quiere perderse a sí mismo ni por un sólo segundo. Tú te has perdido...pero has vuelto. - Mamá...El gato en el rincón - le dije señalando al bolso -. - Es el mío - sollozaba -. No volvías por ti misma, hija, teníamos que traerte de alguna manera. Ni siquiera reparabas en el hecho de que estábamos a tu lado... - Yo... - No te preocupes, hija, no dependía de ti, por eso teníamos tanto miedo de no recuperarte. Sabía que me quedaban momentos muy duros. El sólo hecho de ir recopilando toda la información de lo sucedido, mientras había estado " perdida " en ese túnel larguísimo, sería una auténtica tortura. Sólo veía una fachada de piedra desde la ventana. Recuerdo una cama solitaria a mi lado. Llamaba constantemente al doctor Milagro para preguntarle cuándo me iban a quitar una cédula de la pierna. Lloraba sin parar pidiéndolo. Mi padre se acercó y poniéndome la mano en el hombro me dijo: ·No llores, Toñi. Es para que se te quede bien y no andes como Charlie Chaplin. Llamaba a mi madre constantemente para preguntarle cuándo podría volver a casa. - Pronto. Ya verás. - Entonces, ¿ mañana ? Mi madre sonreía con tolerancia. Siempre estaba a mi lado.
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jueves, 2 de junio de 2016

TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXX.


                                                TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXX.

- Quedaban veinticinco minutos, cuarenta segundos y tres milésimas para ver si seguía viva o muerta. Llevaba dos meses, tres días y séis horas y media caminando por ese túnel, no sabía ya dónde estaba. Pasaron los minutos, estaba perdida y oí una voz: «¡ Despierta, Toñi !». Abrí los ojos. La luz. Tosí. Sacaron entonces un tubo de mi boca y me animaron a seguir respirando.
- ¿ Crees que existe un mundo ideal después de la muerte donde todo es verdadero ? - preguntó Juan -.
- Puede ser...La última digestión ya no la haremos nosotros... - dijo riéndose -.... No lo sabremos hasta entonces. Pero estoy convencida de ello. La luz de este mundo no cura la ceguera del hombre.
- Es cierto. No te da miedo la muerte, ¿ verdad ? - preguntó Juan -.
- No - respondió rotundamente Toñi -.
- Todos alguna vez hemos mirado debajo de la cama, dentro de la habitación de al lado o detrás de la puerta o tras las cortinas en busca de ese monstruo que nunca aparece. En el fondo, deseábamos que estuviera ahí, poder nombrarlo, darle forma, luchar contra él, con todas nuestras fuerzas, pero nunca estaba, eso sí que daba miedo...Ya lo he encontrado. No es la muerte, ni la soledad. Soy yo mismo. Lo peor de mí mismo.
- Vaya, visto así. Pero no. Nunca he tenido miedo - volvió a decir Toñi, sin dudarlo -. Pero gusta esa sensación. Me encantan las películas de terror. Y según me cuenta mi madre, desde que era yo pequeña, solía dejarme al cuidado de mi hermano, mientras ellos salían. Y nos dejaban películas de Drácula. Las veíamos una y otra vez hasta que ellos regresaban.
- No me extraña que no te asustes de nada.
- Con el tiempo eso se agudizó y también se enganchó mi hermano. Esperábamos a que fuera muy tarde y de noche para verlas a oscuras en el salón. Las que mas me gustan son de casos paranormales. Me fascinan. Nos llamamos el uno al otro cuando estrenan alguna en el cine para verlas juntos, como entonces.
- Me dijiste que desarrollaste un don especial....
- Sí. Después de salir del hospital veía a gente desconocida, pero pensé que seria algo producido por el golpe. Con el tiempo, me he dado cuenta de que no, que veo a gente que ya no están con nosotros. Sueño que hago acciones y a los pocos días las realizo y veo que ese momento lo había visto con anterioridad. Y como eso todo. Sueño siempre; aunque me duerma 5 minutos. Pero en esos minutos vivo una vida muy intensa. Es como llevar una doble vida.
A veces, me agobia un poco. Porque no tengo ni un minuto de paz.
 
 
 

miércoles, 1 de junio de 2016

TOÑI. CAPÍTULO XXIX.


                                                          
                                                TOÑI. CAPÍTULO XXIX.

La memoria puede estar en cualquier parte y yo guardo su sentido de alerta en el fondo mismo de mi alma, así que cuando me sorprendo a mí misma escuchando una melodía * con la que siempre me sentí identificada, recuerdo vagamente quién fui. De modo que, aunque esté excitada por un instante, mantengo la postura, porque sólo así soy consciente de que no hubiese llegado hasta aquí, si no me hubiese mantenido siempre en tensión y luchado sin cesar. Me llevó años almacenar voluntad en cantidades suficientes para evitar hundirme, pues la primera imagen que me ofrecía siempre la memoria era un montón de ruinas. Reciclarme, eso hice: recuperar la vida cuando parecía extinta...
* STILL GOT THE BLUES DE GARY MOORE ( EN ESPAÑOL ).
Aún tengo los blues
Solía ser muy fácil
Entregar mi corazón
Pero he encontrado una manera difícil
Encontré que el amor no era mi amigo
Debería haberlo sabido una y otra vez
Hace tanto, fue hace tanto tiempo
Pero aún tengo los blues para ti
Solía ser muy fácil enamorarse nuevamente
Pero encontré el camino difícil
Es un camino que lleva al dolor
Encontré que el amor era más que un simple juego
Estás jugando para ganar, pero simplemente pierdes lo mismo
Hace tanto, fue hace tanto tiempo
Pero aún tengo los blues para ti
Hace tantos años desde que he visto tu cara
Aquí en mi corazón hay un espacio vacío
Donde tu solías estar
Hace tanto, fue hace tanto tiempo
Pero aún tengo los blues para ti
Los días vienen y se van
Hay solo una cosa que yo sé
Yo aún tengo los blues para ti.