martes, 26 de abril de 2016

TOÑI. CAPÍTULO XX


                                                   TOÑI. CAPÍTULO XX

Recuerdo el día que hablé con el médico y me explicó que sería casi imposible tener hijos. En ese momento es cuando no sabes reaccionar, La sangre se hiela, el mundo se viene abajo contigo y no puedes levantarte. Pero eso hice. Levantarme cada día y luchar, para volverme a caer. Con dolor, impotencia, rabia, mucha rabia. Lo pensé. Desee haberme quedado muerta en el asfalto; mis heridas, mi espalda marcada, mis lágrimas hasta el desierto de ellas, me lo recordaban cada día... Nunca he deseado nada más: " ser madre ". Y se truncaba como un chasquido entre los dedos...Fue inmenso el vacío y la tristeza. Un nuevo dolor que añadir a mi gran lista, pero más hondo e irreconocible. Abracé la esperanza, día tras, día, para tener fuerzas para levantarme cada mañana y continuar adelante. El error consiste en creer que existen condiciones para la felicidad. Lo único que cuenta es la voluntad de ser feliz. Y esa esperanza, compañera de mi alma, me respondió un día. Quedé embarazada, cuando aún estaba en rehabilitación. Mi vida volvió a tener sentido. Nunca he sido más fuerte para poder dar vida a ese bebé, que sin duda, sería el amor más grande de mi vida. Mi hijo Andrés. Hoy, al recordarlo, me conduce al propio inicio; puede que me ayude a comprender el presente y, tal vez, orientarme para el futuro...Andrés, hijo mío. Te mereces un amor como el mío un amor de besos en cada momento del día. De amor en cualquier parte y momento. Lo necesitas y te mereces un amor como el mío, de MADRE de esos que andan siempre sin miedo. De los que soñaba despierta. confundiendo la realidad del sueño. Te mereces un amor comprometido. Desprendido del tiempo y del afán. Un amor natural y franco. Con historias que contarte, sin secretos ni olvidos. Te mereces un amor como el mío. Que no te haga pensar en la ausencia, cuando ya no esté a tu lado o haya muerto. Libre de dar. Abierto a recibir. Te mereces un amor que acompañe tu vida siempre...

 
 

 
 
 
 

 

martes, 19 de abril de 2016

TOÑI.CAPITULO XIX

                                              TOÑI.CAPITULO XIX

             CAPITULO DEDICADO A   ANTONIO ORTIZ COLLADO

Me acuerdo de mi torpe forma de recordarte, desde el tropiezo original  en un
sueño, desde la intrépida lágrima que partía a buscarte sin haber anotado
tu dirección nueva allá en el cielo.Me acuerdo de que imaginarte era conocerte 
y conocerte volver a imaginarte, como una ciega que palpando conoce
su nuevo hogar. Me acuerdo de  equivocarme y leer las palabras de tus cartas como escombros, el aire supo a tierra abandonada y mis ojos debieron replegarse y aprender
de nuevo a vivir sin ti. Me acuerdo de la angustia que tatuó en mi alma el hueco
de tu muerte, y el espejo lloró como cuando aprendía a taquigrafiar tu rostro y
el mio a kilometros, los años muertos de mi convalecencia en Toledo
o que no acertaron nunca por qué herida debían nacer. Me acuerdo de que te quise,
de que aún te quiero, si me permites haberlo dejado de hacer alguna vez, por 
dejar que te ame en las astillas del abismo del dolor de perderte para siempre,
por dejar en el olvido tantos momentos inolvidables y en mi mano la sombra de 
lo bueno que me diste. Me acuerdo de ti, hoy y siempre y a pesar de todas las cosas.
Me acuerdo.Padre...Con qué cuidado marco tus pisadas en el camino
destrozado de mi memoria....


 





TOÑI.CAPITULO XVIII

 
                                            TOÑI.CAPITULO XVIII
       
                        CAPITULO DEDICADO A  ANTONIO ORTIZ COLLADO
 
        Cuando se trata de alguna carta escrita por alguna persona que conocí antes del accidente, pienso en el tiempo transcurrido desde que la escribió, en el día u ocasión en que la recibí, en el año en que debió de ser, etc.,y me invade la emoción.
Y al detener la vista en objetos usados por personas que ya no existen -como los de mi
amado padre, amigo y confidente- y ver que ellos siguen existiendo impasibles, siento,
en verdad, mucha tristeza.
El recuerdo no me alcanza a recordar el cariño recibido de pequeña...ni buenos o malos ratos..
Sólo sé que cuando los vi por primera vez después del accidente supe...no se por qué..
el enorme amor que sentían por mi.
A lo máximo que puede aspirar una es a ser al final algo parecido de lo que era al principio,
y así sucesivamente
Me hubiese gustado tener cartas de él hacia mi, como un regalo de un padre a
su hija...
El tiempo vivido del accidente hasta que murió...que rellene todos los huecos que
hay en mi olvido .Llevo a cuestas un silencio pegajoso en el que no me reconozco.
En algunos momentos lo abro, abro el silencio como abriría una puerta a esos días...
Largo pasillo, si es que una sola puerta fuera posible.
A veces sueño despierta que día tras día acabaré encontrándoles en algún lugar de
esos recuerdos olvidados.
 


                     

lunes, 18 de abril de 2016

CAPÍTULO XVII.


                                              CAPÍTULO XVII.


Cuántas veces has bebido liquido, cuántas has orinado, eterno retorno. Te lo preguntas con extrañeza, sorprendido de algo que debería ser cotidiano y ahora no puedes hacerlo con normalidad. Qué raro tener dos ojos, y no uno o tres , y una nariz con dos agujeros debajo, y no encima, y una abertura horizontal por donde entran los alimentos y salen nuestras mejores palabras y rumiamos nuestros peores silencios. La boca podía estar en la frente, por qué no, y los ojos debajo de la nariz. Qué extraña una cara cuando tienes una sonda en la traquea, un cuerpo dolorido, herido, que es compadecido, quién me iba a decir que cobraría tanta importancia por no marchar algo bien en él, qué asombro ver todavía inertes dos pies que no pueden sustentárlo. Perplejidad ante el ombligo o huella de una vida en el vientre femenino de mi madre Vicenta que tanto me dio y que jamás pidió nada a cambio. Qué sorprenderte estar viva, y que la carrera de los infinitos siglos recorran justamente nuestro cuerpo, para todo lo bueno y lo malo, un lugar querido del que no podemos escapar y que no nos es dado elegir, no el de los que ya no viven y donde nosotros no vivíamos ( donde estábamos, qué era de nosotros ), no el de los que vendrán y donde nosotros no estaremos ( dónde entonces, qué será de nosotros ). Y raro es vivir justo este instante, estar vivo ahora mismo, y decir " ahora mismo " y ya no serlo, ya estar más allá en lo que era futuro hace nada y parecía nunca llegar. Qué extraño. Ya no me espantan los ratos en que escucho el latido de mi corazón como si fuera el último, o cada campanada de la madrugada, intentando recordar algún sueño, ni las inquietudes de las noches de insomnio son ya las mismas - en este estado cualquier pensamiento es una tortura -.
Hay momentos en que, de la forma más inesperada, algo en mi interior pugna por convencerme de que no me afecta mucho, de que no es para tanto, al fin y al cabo. Pero no dejas de pensar. Gran parte de una convalecencia cualquiera consiste, por así decirlo, en la triste sombra que proyecta, en la reflexión sobre ella, apenas luz. Y, sin embargo, es cierto, el acto de vivir se ha vuelto distinto. La ausencia de salud se extiende como el cielo sobre todas las cosas. Aunque apuro cada hora con la certeza feliz y elegíaca de que jamás volverá a repetirse, hay días que se hacen interminables, estoy despierta las 24 horas, en los que el cuerpo renuncia a su unidad, no quedan más que los elementos esenciales: los ojos, la nariz, la boca, las orejas, las manos..., cada uno de ellos viviendo aisladamente una vida individual y la razón que le dio la naturaleza a los sentidos desaparece. El sufrimiento los aleja uno de otro, como este accidente me ha separado de todo. Y, sin embargo, ¿ qué voy a hacer ? Aguanto y trago saliva...Necesitaría alguna droga, y por ahora la que me suministran no es una droga lo bastante fuerte...Llevo días sin dormir...No es normal...
- ¿ Qué te pasa Toñi ? - preguntó un somnoliento Andrés, haciendo guardia a los pies de su cama.
- Me duelen los pies de bailar. Ese hombre no para de bailar conmigo...
- ¿ Qué dices ? ¿ Qué hombre ?
- Dime cómo se masca este dolor asistido, atada a esta cama,
cómo se rumia cada pedazo de tragedia que un día fue inevitable. Dime cómo puedo digerir tanto pasado olvidado, cómo trago tantas noches de desvelo...- dijo Toñi -. Nada es tan extraño como yo misma.
Andrés la miraba una y otra vez. Al principio no parecía preocupado, esperaba tranquilo, con confianza. Pero pasadas las horas, comienza a mirar a uno y otro lado, cada vez con más frecuencia, creyendo ver lo que ve Toñi. Ha decidido permanecer de pie, apoyado contra la pared de la habitación del hospital de Toledo. No quiere separarse de ella ni un solo momento. Porque es muy posible que en ese exacto segundo lo necesite ella. Así lo cree al menos. Son las paranoias de la larga espera. El último síntoma del estrés que crea el esperar. De las largas noches sin dormir. De repente, parece que se da cuenta de lo absurdo de la situación. Se le ha encendido el semblante. Se ha sentido solidarizado con ella. Ha sacado las manos de los bolsillos y la ha acariciado. Todo lo que una mano dice cuando hay amor.
Parece que Toñi ya no mira a uno y otro lado. En vez de eso, mira a Andrés, cada vez con más frecuencia. Y duerme un instante.






TOÑI. CAPÍTULO XVI.


                                                 TOÑI. CAPÍTULO XVI.


Como si fuera una película va pasando el paisaje camino de Jaén. Los campos, campos, campos, sembrados, quizás de alguna esperanza, abandonados, llanto seco de la tierra yerma; de una montaña a un río, de
un silencio al eco de otros silencios. Árboles sin nombre, anónimos cerros y desconocidas nubes cabalgan detrás de la ventanilla de la ambulancia. Un ave que levanta el vuelo y desaparece. La figura lejana de un labrador solitario en la plana extensión de un huerto. Cómo será su vida, y la del pájaro, y la de los árboles. No parecen reales, detrás del cristal, acercándose y alejándose, desvaneciéndose como tu propio reflejo. O tal vez eres tú, Toñi, quien no pareces real, a este lado del cristal, a este lado del mundo, de la acción, de la vida. El olvido. El más vacío de todos los lugares, aquel que nadie desea y en el que más dolorosamente se hace notar el propio deseo, con su inmensa extensión.
Algunos sueños deben volver contigo cuando doblar cada curva
es una procesión de preguntas sin respuesta, transitas por la carretera del deseo, sospechas que tu pasado te espera para recuperar la vida anclada y cerrar las costuras que ese accidente rasgó.
Miras dentro de ti, pasa un tren camino de Madrid cosiendo los silencios sobre dos vías, la quietud de tu cuerpo en ese asiento
donde preguntar " qué es eso " es necesario y enmarca otra esperanza; nada escapa a tu mirada, aletea otro pájaro, y – aunque no encuentres su nombre en la memoria - por el campo transita jubiloso el perfil de tu recuerdo al ver y poder recordar los olivos. Y por sus hileras peregrinase un tiempo hacia el pasado.
- Mamá, mamá...¡ Ya se ven las olivos...!
- Y me preguntó: ¿ sabes dónde estamos, Toñi ?
- Y le contesté: Sí, en Jaén - con una sensación de felicidad extrema -. Ese mismo día subían a la Virgen de la Estrella a la Capilla y mi abuelo dijo: " Viene mi nena y viene la Virgen a verla..." Eso se me quedó grabado a fuego en el alma. El día 15 de Mayo. Me esperaba sentado en la puerta y cuando me vio se echó a llorar de alegría. Dios....no paran de venirme imágenes a la mente. Imágenes de ese preciso y precioso momento...




sábado, 16 de abril de 2016

TOÑI. CAPÍTULO XV.


                                                TOÑI. CAPÍTULO XV.


Loli tomaba notas a nuestro lado, como otros toman aire o toman café o toman lo que les corresponde para su cuerpo y su espíritu. Cada uno se agarra al mundo, y se desgarra, con los gestos que puede. Y nos pusimos a escribir esta historia.
Nuestras conversaciones se habían ido llenando de palabras de amistad, como si en realidad la base de nuestra comunicación fuese la amistad que nos unía a los tres, y las palabras y su sintaxis más o menos afortunada no constituyesen sino el ornamento, la delicada moldura en un cielo raso de confidencialidad. Al fin y al cabo el libro siempre era una cita y por tanto nosotros siempre estábamos citándonos para escribir. Citábamos la mudez del silencio, la mirada desconcertada de la memoria, la quietud del olvido; nos citábamos a nosotros mismos en el reposo del presente y citábamos nuestro callado amor al futuro. Practicábamos con inconsciencia el idioma de los que sueñan...Y las palabras inundaban aquel confortable salón, volando por el ambiente, y tomando forma en cada pregunta, en cada respuesta...




miércoles, 13 de abril de 2016

TOÑI. CAPÍTULO XIV.

sábado, 9 de abril de 2016

TOÑI. CAPÍTULO XIII.

                                            TOÑI. CAPÍTULO XIII.



- Por compartirme, aunque sea conmigo. Por eso cuento esta historia, Juan. Pocas cosas tenemos tan atendidas como a los demás, olvidándonos de nosotros mismos. Yo estoy hecha de olvidos. Pero desconfío de las personas a las que le brillan los candados de su memoria.
- Sólo podemos ver nuestro pasado, nuestro presente lo verán en el futuro, Toñi. Te escucho. Las palabras significan en el oído, no en la boca.
- Fuimos felices juntos Andrés y yo hasta que supimos que lo éramos. Qué mal lo pasó. Cuando desperté y me vi en el espejo: parecía un maniquí de tienda que tiene cambios de postura en sus escaparates eternos. Unos días al abrir la tienda están sentados en una silla, otros como con una lanza en el tiento en ristre señalan nuestro mundo, otros junto a una caja de deseos. Las manos abiertas, como dejando todo escapar...Porque un maniquí no tiene nada suyo, ¿qué me pertenecía a mi ? A través de mis paseos por las ciudades, en mis días más tristes y solitarios he encontrado siempre alguno de cuerpo presente, he sentido ser uno de ellos, esos muñecos malogrados, de mirada perdida, calvos y con hechuras bastante perfectas...Me identificaba totalmente con ellos. No era sólo mi aspecto, era mucho más...Mi mirada hacia los maniquíes no es la que se dirige a un objeto cualquiera, sino la que se dirige a los bastidores repletos de deseos, que dan pena porque casi siempre son inalcanzables para la mayoría, es la mirada que se arroja desesperada sobre ese paisaje en uno de cuyos rincones se lee un “ Se vende ”, o el precio escrito con letra mendicante, como diciendo " o lo tomas o lo dejas ".
Parada frente al espejo de aquel hospital, tenía la inmensa melancolía de esos maniquíes a los que se ha quitado la primera piel una y otra vez, perdida su dignidad por pretender ser reales...

jueves, 7 de abril de 2016

TOÑI. CAPÍTULO XII.

lunes, 4 de abril de 2016

TOÑI. CAPÍTULO XI.

sábado, 2 de abril de 2016

TOÑI. CAPÍTULO X.