domingo, 5 de junio de 2016

TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXXI.

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                                                    TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXXI.
  • Mis padres y Andrés entraron a verme en cuanto pudieron. El doctor Milagro - como lo bauticé - estaba constantemente pendiente de mí -. Aun con ello no me sentía parte del cuerpo, tenía las manos y los pies congelados. Esperaba verlos cada día con verdadera ansiedad. Cuando entraron, pude comprobar que estaban visiblemente afectados y demacrados . Me angustiaba con ello. - ¡ Toñi ! clamaba siempre mi padre, cada vez que entraba a verme. Se lanzaba a abrazarme y a besarme sin cesar y yo comenzaba a disculparme entre sollozos. - Lo siento, lo siento...¡ Cuánto estáis pasando por mí ! Mi padre me cogió la cara entre las manos. - ¡ Pero hija ! ¡ No digas eso ! Los miré a todos y los veía más pequeños, encogidos de tanto dolor por la espera. - ¡ Os dejé con el sufrimiento de verme destrozada ! ¡ Con la incertidumbre de no saber si me recuperaríais ! Pero ya estoy aquí, más o menos...¡ Lo siento ! - Toñi...Tú no tienes la culpa de nada - me consoló mi padre -. Ha sido el destino. Nadie quiere perderse a sí mismo ni por un sólo segundo. Tú te has perdido...pero has vuelto. - Mamá...El gato en el rincón - le dije señalando al bolso -. - Es el mío - sollozaba -. No volvías por ti misma, hija, teníamos que traerte de alguna manera. Ni siquiera reparabas en el hecho de que estábamos a tu lado... - Yo... - No te preocupes, hija, no dependía de ti, por eso teníamos tanto miedo de no recuperarte. Sabía que me quedaban momentos muy duros. El sólo hecho de ir recopilando toda la información de lo sucedido, mientras había estado " perdida " en ese túnel larguísimo, sería una auténtica tortura. Sólo veía una fachada de piedra desde la ventana. Recuerdo una cama solitaria a mi lado. Llamaba constantemente al doctor Milagro para preguntarle cuándo me iban a quitar una cédula de la pierna. Lloraba sin parar pidiéndolo. Mi padre se acercó y poniéndome la mano en el hombro me dijo: ·No llores, Toñi. Es para que se te quede bien y no andes como Charlie Chaplin. Llamaba a mi madre constantemente para preguntarle cuándo podría volver a casa. - Pronto. Ya verás. - Entonces, ¿ mañana ? Mi madre sonreía con tolerancia. Siempre estaba a mi lado.
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