TOÑI. EXTRACTO DEL CAPÍTULO XXX.

- Quedaban veinticinco minutos, cuarenta segundos y tres milésimas para ver si seguía viva o muerta. Llevaba dos meses, tres días y séis horas y media caminando por ese túnel, no sabía ya dónde estaba. Pasaron los minutos, estaba perdida y oí una voz: «¡ Despierta, Toñi !». Abrí los ojos. La luz. Tosí. Sacaron entonces un tubo de mi boca y me animaron a seguir respirando.
- ¿ Crees que existe un mundo ideal después de la muerte donde todo es verdadero ? - preguntó Juan -.
- Puede ser...La última digestión ya no la haremos nosotros... - dijo riéndose -.... No lo sabremos hasta entonces. Pero estoy convencida de ello. La luz de este mundo no cura la ceguera del hombre.
- Es cierto. No te da miedo la muerte, ¿ verdad ? - preguntó Juan -.
- No - respondió rotundamente Toñi -.
- Todos alguna vez hemos mirado debajo de la cama, dentro de la habitación de al lado o detrás de la puerta o tras las cortinas en busca de ese monstruo que nunca aparece. En el fondo, deseábamos que estuviera ahí, poder nombrarlo, darle forma, luchar contra él, con todas nuestras fuerzas, pero nunca estaba, eso sí que daba miedo...Ya lo he encontrado. No es la muerte, ni la soledad. Soy yo mismo. Lo peor de mí mismo.
- Vaya, visto así. Pero no. Nunca he tenido miedo - volvió a decir Toñi, sin dudarlo -. Pero gusta esa sensación. Me encantan las películas de terror. Y según me cuenta mi madre, desde que era yo pequeña, solía dejarme al cuidado de mi hermano, mientras ellos salían. Y nos dejaban películas de Drácula. Las veíamos una y otra vez hasta que ellos regresaban.
- No me extraña que no te asustes de nada.
- Con el tiempo eso se agudizó y también se enganchó mi hermano. Esperábamos a que fuera muy tarde y de noche para verlas a oscuras en el salón. Las que mas me gustan son de casos paranormales. Me fascinan. Nos llamamos el uno al otro cuando estrenan alguna en el cine para verlas juntos, como entonces.
- Me dijiste que desarrollaste un don especial....
- Sí. Después de salir del hospital veía a gente desconocida, pero pensé que seria algo producido por el golpe. Con el tiempo, me he dado cuenta de que no, que veo a gente que ya no están con nosotros. Sueño que hago acciones y a los pocos días las realizo y veo que ese momento lo había visto con anterioridad. Y como eso todo. Sueño siempre; aunque me duerma 5 minutos. Pero en esos minutos vivo una vida muy intensa. Es como llevar una doble vida.
A veces, me agobia un poco. Porque no tengo ni un minuto de paz.